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NUESTRA HISTORIA

Las raíces de la comunidad latina de Alaska se remontan casi 150 años. La migración latinoamericana al estado data de finales del siglo XIX, cuando mercaderes mexicanos se aventuraron hacia el Norte en la época de la fiebre del oro en Alaska y Canadá. Los registros históricos dan cuenta de inmigrantes de habla hispana que formaban parte de la fuerza laboral en las empacadoras de pescado a principios del siglo XX y contribuyeron a la economía durante la escasez de mano de obra en tiempos de guerra. Durante la Segunda Guerra Mundial, muchos latinos solicitaron la ciudadanía estadounidense y fueron empleados en diversos aspectos de la industria militar. Tras el terremoto de 1964, Alaska necesitaba trabajadores con experiencia en construcción. Numerosos latinos vieron la demanda y emprendieron camino hacia el Norte. Algunos trabajadores trajeron a sus familias y se establecieron permanentemente en Alaska. El flujo más significativo de inmigrantes latinos ocurrió en la década de 1970, durante la construcción del oleoducto Trans-Alaska. La comunidad ha crecido desde entonces y ahora constituye casi el 20 por ciento de la población de Alaska, según el Censo de los Estados Unidos de 2020.

Las familias latinas han enriquecido y revitalizado las comunidades locales a través de su vibrante herencia cultural y sus tradiciones. Los programas de inmersión en español, las celebraciones culturales latinas, los restaurantes y otros negocios dan testimonio de la relevancia de los valores culturales latinos. Ninetta Regalado, líder comunitaria dominicana, le pone palabras a este sentimiento: “No llegamos huérfanos de valores. Tenemos valores familiares, valores de acogida, de solidaridad y apoyo. Así somos nosotros.”

Nuestra Huella combina perspectivas comunitarias contemporáneas e investigación histórica para mostrar cómo estos valores se han manifestado a lo largo del tiempo en nuestro estado y cómo han dado forma a una comunidad única de latinos en Alaska.

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